¿Te has puesto a pensar cómo sería una película de tu vida? ¿Sería de suspenso?, ¿de acción o romántica?, ¿sería de comedia? o tal vez mejor una novela? jajajaja ¿Qué tipo de música sería la banda sonora? ¿Sería una historia que vale la pena contar?
Hay una escritura que me gusta repasar y meditar muy seguido y tiene que ver con la sabiduría con la que vivo mi vida.
Salmos 90:12
“Enséñanos a contar bien los días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría”
Otra versión dice:
“Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría”
y Otra:
“Enséñanos a pensar cómo vivir, para que nuestra mente se llene de sabiduría”
Debe ser una prioridad en nuestra vida pedir sabiduría para contar, entender y pensar cómo vivir nuestra vida.
Porque el tiempo se mide en minutos, pero la vida se mide en momentos.
Según psicólogos, una persona promedio gasta 46,9% de su tiempo pensando en cualquier otra cosa distinta a la que está haciendo en el momento.
Nos perdemos el momento por vivir en el tiempo equivocado, pensando en el pasado, ansiosos por el futuro y olvidando el presente.
Debemos vivir como hijos de luz, como dice Efesios 4: 17 – 18
“Con la autoridad del Señor digo lo siguiente: ya no vivan como los que no conocen a Dios, porque ellos están irremediablemente confundidos. Tienen la mente llena de oscuridad; vagan lejos de la vida que Dios ofrece, porque cerraron la mente y endurecieron el corazón hacia él.”
Busquemos sabiduría, busquemos vivir la vida en abundancia que Jesús pagó por nosotros.
Un día, hace algunos años, le pedía a Dios con todas mis fuerzas que me revelara el plan para mi vida, un plan maestro que me lleve a cumplir lo que Él tiene para mí, buscaba sabiduría de parte del cielo, y no me iba a cansar de pedir hasta que me lo de. Busqué papel y pluma y me dijo en mi corazón: escribe el plan:
1.- Orar todos los días.
2.- Leer la Palabra de Dios todos los días.
3.- Declarar la Palabra de Dios todos los días.
4.- Confiar en la Palabra de Dios todos los días.
5.- Agradecer todos los días.
Sorprendida, porque todo eso ya sabía que debía hacerlo, pero te soy sincera, no lo hacía completamente, sonreí y entendí que el plan maestro es sencillo pero debía hacerlo, porque de qué sirve saber cómo vivir si no lo hacemos.
Te comparto el plan, y te pido que también lo compartas. Vivamos una vida que valga la pena contar.