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Era uno de esos días que te despiertas con ganas de conquistar el mundo, con ganas de hacer todo aquello para lo cual naciste, de sacarle una sonrisa a Dios y también de sentirte realizada. Pero cómo saber si vas por buen camino, cómo saber si lo harás bien; fue cuando me senté muy decidida con mi Biblia dispuesta a leer y a que Dios me de dirección.

Dame un plan! Dame un plan! Le pedí con mucha fuerza a mi Padre en oración y El como si fuera un maestro de escuela me dijo “busca papel y pluma” qué? le dije, mejor dímelo nomás que yo me acuerdo todo. “busca papel y pluma” No muy convencida de que fuera buena idea obedecí.

Aclaro, no es que haya escuchado una voz audible, sino una voz en mi mente que iba dictándome todo, y esto fue lo que me dijo que escriba:

1: Orar todos los días

2: Leer la Palabra de Dios todos los días

3: Declarar la Palabra de Dios todos los días

4: Confiar en la Palabra de Dios todos los días

5: Agradecer todos los días

Qué sencillo! pensé, eso es todo? Esto es fácil de hacer, es más, ya sé que lo debo hacer, no siento que sea nada nuevo. Y lo haces me preguntó? Pues algunos días si, algunos días no.

Ahora entendí, ese es el Plan! Y hacerlo todos los días, así como comer, así como respirar, debía hacerlo cada día. Tal vez yo buscaba un plan súper estructurado, con información compleja, pero no, ese no es el plan de Dios para mi ni para ti, el plan de Dios es sencillo, concreto y muy claro. Esta es la base para alcanzar aquello que tanto anhelas. Arranca con el plan hoy mismo.